La imaginación es una capacidad humana que nos permite crear, visualizar y experimentar situaciones y realidades ficticias en nuestra mente. En el caso de los niños, el entorno imaginario juega un papel fundamental en su desarrollo emocional, cognitivo y social. A través de la fabulación, los niños pueden explorar y expresar sus emociones, resolver conflictos internos y fomentar su creatividad.
¿Qué es un entorno imaginario?
Un entorno imaginario es un espacio mental en el cual los niños crean y viven situaciones ficticias. En este entorno, ellos pueden ser cualquier cosa que deseen, desde superhéroes hasta princesas, exploradores o incluso personajes completamente inventados. La imaginación les permite escapar de la realidad y sumergirse en un universo propio, en el cual pueden experimentar diversas emociones y vivir aventuras sin límites.
Cuándo surge la imaginación en los niños
La capacidad de imaginar surge en la infancia temprana, alrededor de los 2 o 3 años de edad. A medida que los niños van creciendo y desarrollándose, su entorno imaginario se vuelve más complejo y sofisticado. La fabulación, en este caso, no tiene por objetivo anular la realidad sino enmascararla, es decir, interponer entre el niño y su situación psicológica una realidad distinta que adorne el entorno real.
Esta fantasía que desarrolla el niño no es un peso para él, sino que lo abandona, lo retoma y lo cambia cuando lo necesita. Este sueño está mezclado con la realidad y sobre ella construye una actividad gozosa para él. El niño sueña y su sueño se expresa por la palabra, adquiriendo la forma de una historia, en la que construye un personaje imaginario, con frecuencia él mismo, pero que no excluye a otros personajes.
La situación puede ser provocada por un sentimiento de vergüenza, en la cual el niño trata de ocultar acciones que cree no serán bien vistas por los adultos. El niño siente malestar, que aleja soñando algo distinto de lo que efectivamente ocurrió o trasladando la acción al compañero imaginario, ahora protagonista de ello.
También puede deberse a un sentimiento de culpa. Llega un momento en el que el niño considera que una acción que ha cometido es condenable. Le parece que es demasiado tarde para confesar esa acción y en consecuencia se siente culpable de ella. Para sentirse mejor, recurre a la fabulación. Este hecho se suele dar en los niños educados en un ambiente estricto.
Por último, esta circunstancia también puede darse por un sentimiento de inferioridad. El niño sueña e imagina que es distinto de cómo es y se ve en situaciones muy diferentes de las que conoce, identificándose con los héroes de los cuentos, conociendo riquezas, honores y glorias.
Beneficios del entorno imaginario en los niños
El entorno imaginario y los amigos imaginarios contribuyen al desarrollo emocional, cognitivo y social de los niños de diversas formas:
- De rienda suelta a sus emociones, de forma controlada: A través de la fabulación, los niños pueden expresar y explorar sus emociones, miedos y fobias en un entorno seguro y controlado. Esto les permite manejar y comprender mejor sus sentimientos.
- Proyectan sus conflictos y resuelven problemas: Al interactuar con su entorno imaginario, los niños pueden proyectar sus conflictos internos y encontrar soluciones creativas para resolverlos. Esto les ayuda a desarrollar habilidades de resolución de problemas y a enfrentar nuevas situaciones con mayor confianza.
- Refuerzan la confianza en sí mismos: Al tener un amigo imaginario, los niños se sienten acompañados y apoyados en su entorno imaginario. Esto les brinda confianza en sí mismos y les ayuda a desarrollar un sentido de seguridad y autoestima.
- Desarrollan su creatividad: El entorno imaginario fomenta la creatividad de los niños al permitirles inventar historias, crear personajes y explorar diferentes escenarios y situaciones. Esto estimula su pensamiento abstracto y su capacidad de generar ideas originales.
La labor de los padres en relación con el entorno imaginario del niño
En cuanto a los padres, tener en cuenta que el entorno imaginario es una parte normal del desarrollo infantil y no debe ser desalentado ni ridiculizado. Sin embargo, se deben establecer límites y vigilar el tiempo que el niño dedica a su entorno imaginario, para asegurarse de que no afecte negativamente sus relaciones sociales o sus responsabilidades diarias.
Es recomendable observar y estar atentos a las necesidades del niño y evaluar si la relación que mantiene con su amigo imaginario es beneficiosa para su desarrollo. Si se observan cambios significativos en su comportamiento, como agresividad o aislamiento social, es importante buscar la orientación de un profesional de la salud mental.
En general, el entorno imaginario es una etapa normal en el desarrollo de los niños y puede durar hasta los 6 o 7 años de edad, cuando adquieren una mayor capacidad para discernir la realidad de la fantasía. Durante este proceso, los niños desarrollarán habilidades cognitivas y emocionales que les serán útiles en su vida adulta.
Consultas habituales
¿Es normal que mi hijo tenga un amigo imaginario?
Sí, es completamente normal que los niños tengan amigos imaginarios. Esto forma parte de su desarrollo cognitivo y emocional, y les ayuda a explorar y comprender el entorno que les rodea.
¿Cuándo debo preocuparme si mi hijo tiene un entorno imaginario?
No debes preocuparte a menos que observes cambios significativos en el comportamiento de tu hijo, como agresividad extrema o aislamiento social. En caso de duda, es recomendable buscar la orientación de un profesional de la salud mental.
¿Cómo puedo fomentar la creatividad de mi hijo?
Puedes fomentar la creatividad de tu hijo proporcionándole un ambiente propicio para el juego imaginativo, brindándole materiales como libros, juguetes y materiales artísticos, y alentándolo a inventar historias y personajes.
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