La vejez es una etapa de la vida que, aunque muchas capacidades disminuyen, también se consolida la plena madurez psicológica. Sin embargo, a menudo existe una incomprensión hacia las personas mayores, ya que se tiende a agrupar a todos en una misma categoría, sin tener en cuenta las diferencias individuales. En este artículo, exploraremos las tres fases de la vejez y sus efectos tanto físicos como psicológicos.
Las tres fases de la vejez
La tercera edad es una etapa de la vida que puede ser muy variable debido al aumento de la esperanza de vida. Para comprender mejor esta etapa, es útil hablar sobre las fases de la vejez, ya que ofrecen una categorización aproximada de las necesidades especiales, los patrones de comportamiento más comunes y las características biológicas de cada etapa.
Prevejez: 55 a 65 años
La prevejez es la primera etapa de la vejez en la que algunas funciones corporales comienzan a disminuir su capacidad de trabajo. Durante esta fase, es común experimentar cambios físicos como alteraciones en el sueño, disminución de la retención de grasas, digestión más lenta y pérdida de masa muscular.
A nivel psicológico, es importante destacar que no se experimenta necesariamente una crisis ni una disminución en el nivel de felicidad. Sin embargo, es común que aparezca un patrón de pensamiento melancólico en el que se reflexiona sobre el pasado y se comparan las experiencias pasadas con la realidad actual. Aquellos que tienen una vida familiar activa también pueden enfrentarse al síndrome del nido vacío, lo que puede generar sentimientos de soledad y aburrimiento.
Vejez: 65 a 79 años
La vejez pura es la etapa en la que se consolida el debilitamiento de las funciones biológicas y se desarrolla un estilo psicológico centrado en la revisión del pasado y la experimentación con los recuerdos. En esta fase, es común experimentar problemas posturales, debilitamiento de huesos, dificultades digestivas, así como deterioro de la visión y la audición.
A nivel psicológico, tener en cuenta que la inteligencia fluida, relacionada con la agilidad mental y la generación de nuevo conocimiento, puede verse afectada. Sin embargo, la inteligencia cristalizada, que se refiere al conocimiento adquirido a lo largo de la vida, se mantiene en la mayoría de los adultos sanos de esta edad.
Ancianidad: 80 años en adelante
La ancianidad es la última etapa de la vejez y supone un cambio cualitativo tanto en la evolución física como en la psicológica. Durante esta fase, las alteraciones posturales y la fragilidad de huesos y articulaciones se acentúan, lo que puede reducir significativamente la autonomía de las personas. Además, es común experimentar problemas de salud más frecuentes.
A nivel psicológico, el aislamiento social se vuelve más pronunciado debido a la disminución de amistades y la falta de autonomía. El tiempo libre suele ser ocupado con actividades más contemplativas, como la lectura o la jardinería.
La visión de Freud sobre la vejez
El psicoanálisis también ofrece una perspectiva interesante sobre la vejez. Sigmund Freud consideraba que los cincuenta años eran la edad límite para iniciar un análisis, argumentando que a partir de esa edad las personas tienden a tener una mayor rigidez en su personalidad y un exceso de material psicológico para trabajar. Sin embargo, otros autores como D. Quinodoz, G. Junkers y H. Segal han destacado la importancia de recibir a pacientes mayores y no cerrarles las puertas a la terapia.
En su trabajo, Hanna Segal señala que trabajar con la vejez puede generar rechazo debido al miedo a la muerte, la diferencia de edad y la percepción de fragilidad en los pacientes mayores. Sin embargo, Segal propone que no se defina un análisis basado en la edad, sino en la motivación y el interés del individuo.
La vejez es una etapa de la vida en la que se consolidan la plena madurez psicológica y el debilitamiento de algunas funciones biológicas. Cada fase de la vejez presenta sus propios desafíos físicos y psicológicos, pero es importante recordar que cada individuo es único y puede tener experiencias diferentes. El psicoanálisis también ofrece una perspectiva interesante sobre la vejez, destacando la importancia de escuchar las diferentes capas del psiquismo sin prejuicios y con interés. A medida que comprendemos mejor la psicología del desarrollo en la vejez, podemos brindar un apoyo más efectivo a las personas mayores y promover su bienestar emocional.
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