El trastorno de personalidad por dependencia (TPD) es una condición psicológica que se caracteriza por una pauta generalizada de dependencia hacia los demás. Las personas con TPD suelen sentir la necesidad de depender de aquellos que consideran fuertes o más capaces.
Características del TPD
El TPD suele estar asociado a otros trastornos principales, como la depresión o la ansiedad. En muchos casos, el TPD se presenta como un trastorno secundario.
Las personas con TPD tienen un autoconcepto negativo, percibiéndose a sí mismas como débiles, desvalidas y necesitadas de ayuda. Evalúan su autoconcepto en función de la atención y aprobación de los demás, lo que puede generar una dependencia emocional.
Una de las características distintivas del TPD es la búsqueda pasiva de la atención de los demás. Estas personas tienden a responsabilizar a los demás de sus acciones y decisiones, en contraposición al trastorno de personalidad histriónico, donde la búsqueda de atención es más activa.
Además, las personas con TPD suelen tener un déficit excesivo de asertividad, lo que dificulta su capacidad para buscar soluciones y afrontar problemas de manera activa. Cuando sienten que no pueden más, tienden a alejarse de la situación, adoptando un estilo muy pasivo de afrontamiento.
En cuanto al estilo atribucional, las personas con TPD suelen culpar a los demás de los acontecimientos negativos que ocurren en su vida. Utilizan su incapacidad o fragilidad como excusa sutil para manipular emocionalmente a los demás. Además, son muy exigentes con los demás en busca de apoyo y aprobación.
Otra característica del TPD es la expectativa negativa de autoeficacia. Estas personas tienen dificultades para confiar en sus propias habilidades y buscan constantemente ayuda externa para solucionar problemas o enfrentar situaciones.
Por último, las personas con TPD sienten una gran necesidad de contar con el apoyo y la opinión de una persona cercana para tomar decisiones importantes en su vida.
Distorsiones cognitivas del TPD
El TPD se caracteriza por una serie de distorsiones cognitivas que afectan el pensamiento de las personas que lo padecen. Algunas de estas distorsiones incluyen:
- Pensamiento dicotómico: Las personas con TPD tienden a pensar en términos extremos, como todo-nada o siempre-nunca.
- Adivinación del futuro: Suelen anticipar que no podrán enfrentar situaciones por sí mismas y que necesitarán ayuda constante.
- Magnificación y minimización: Las personas con TPD tienden a exagerar las habilidades de los demás y minimizar sus propios logros.
¿Cuándo buscar ayuda?
Si detectas estas características en ti mismo o en alguien cercano, es recomendable acudir a un psicólogo especializado en trastornos de personalidad. El TPD puede afectar negativamente la calidad de vida de las personas y su relación con los demás.
La terapia psicológica puede ayudar a las personas con TPD a desarrollar una mayor autonomía emocional, mejorar su autoestima y aprender a tomar decisiones de manera más independiente. A través de técnicas terapéuticas como la terapia cognitivo-conductual, es posible trabajar en la modificación de las distorsiones cognitivas y promover un estilo de vida más saludable y equilibrado.
Consultas habituales sobre el TPD
¿El TPD es curable?
Aunque el TPD es un trastorno crónico, con el tratamiento adecuado es posible reducir los síntomas y mejorar la calidad de vida de las personas afectadas. La terapia psicológica puede ayudar a desarrollar habilidades de afrontamiento y promover un mayor grado de autonomía emocional.
¿Cuánto tiempo dura el tratamiento para el TPD?
La duración del tratamiento para el TPD puede variar dependiendo de cada persona y de la gravedad de los síntomas. En general, la terapia psicológica a largo plazo es recomendada para abordar los patrones de dependencia y promover cambios duraderos en el estilo de vida.
¿El TPD solo afecta a las relaciones personales?
Si bien el TPD puede tener un impacto significativo en las relaciones personales, también puede afectar otras áreas de la vida, como el trabajo o los estudios. Las personas con TPD pueden experimentar dificultades para tomar decisiones y enfrentar situaciones de manera independiente.
El trastorno de personalidad por dependencia es una condición que se caracteriza por una pauta generalizada de dependencia hacia los demás. Las personas con TPD suelen tener un autoconcepto negativo, buscar de manera pasiva la atención de los demás y tener dificultades para tomar decisiones y afrontar problemas de manera independiente.
La terapia psicológica puede ser de gran ayuda para las personas con TPD, ya que les permite desarrollar habilidades de afrontamiento, mejorar su autoestima y promover un mayor grado de autonomía emocional. Si detectas estas características en ti mismo o en alguien cercano, no dudes en buscar ayuda profesional para iniciar el proceso de cambio y crecimiento personal.
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