Gestión saludable del rechazo: consejos y consecuencias

El rechazo, según la psicología, es un sentimiento doloroso y universal que experimentamos cuando nos sentimos excluidos, ignorados o abandonados por otras personas. Es una necesidad psicológica aprender a gestionarlo, ya que puede tener consecuencias negativas en nuestra salud mental y emocional.

Contenido

¿Por qué sentimos rechazo?

Como seres sociales, necesitamos pertenecer a un contexto social y tener relaciones significativas con los demás para sentirnos seguros y protegidos. El rechazo nos alerta sobre el riesgo de la marginación y nos impulsa a cambiar ciertos aspectos de nosotros mismos para poder pertenecer. Es una forma de autoprotección que nos ha permitido sobrevivir como especie.

El sentimiento de rechazo puede activar el circuito analgésico en nuestro cuerpo, liberando las mismas sustancias que cuando experimentamos un dolor físico. Además, puede afectar nuestras capacidades cognitivas, como la memoria, la toma de decisiones y el razonamiento.

Consecuencias del rechazo

El rechazo puede tener diversas consecuencias en nuestra salud mental y emocional. Algunas de ellas incluyen:

  • Retraimiento social
  • Pasividad
  • Ansiedad
  • Desmotivación
  • Síntomas depresivos
  • Somatizaciones
  • Impulsividad
  • Hiperactividad
  • Conductas autodestructivas
  • Conductas agresivas o desafiantes hacia los demás

El peligro de la evitación

Ante el rechazo, es común que recurramos a la evitación, tanto internamente como externamente. La evitación interna implica tratar de no pensar en el dolor que sentimos, minimizando o bloqueando el recuerdo. La evitación externa implica alejarnos de los demás y evitar situaciones sociales.

La evitación puede generar un círculo vicioso, ya que cuanto más evitamos enfrentar el problema, mayor es la probabilidad de ser rechazados o de rechazar a los demás.

¿Cómo gestionar el rechazo?

Gestionar el rechazo puede ser un proceso desafiante, pero es posible aprender a manejarlo de manera saludable. Algunas estrategias que pueden ser útiles incluyen:

  • Expandir tus contactos sociales: Cuanto más te relaciones, más probabilidades tendrás de encontrar personas con las que conectes.
  • Entender el rechazo como una fase: Reconoce que las heridas emocionales son temporales y que eventualmente sanarán.
  • Perdonar: Acepta tu herida como parte de ti mismo y aprende a perdonar. El perdón no significa justificar o aprobar las acciones de los demás, sino dejar de cargar el lastre de la herida.
  • Apelar a tu resiliencia: Toma el control de tus emociones y aprovecha tu capacidad de adaptación y superación.
  • Observar tu apego a la herida: Reflexiona sobre cómo el rechazo ha condicionado tu vida y qué otras cosas has dejado de percibir debido a ello.
  • Enfrentar tus miedos: Si eres tímido o te sientes encerrado, verbalízalo y ábrete a situaciones que te desafíen.
  • Valorarte a ti mismo: No dependas de la opinión de los demás para sentirte valioso. Aprende a valorarte por ti mismo.
  • Vivir en el presente: Aprende a gestionar tu presente y transforma las partes de ti que no te gustan. No te aferres al pasado.

El rechazo es un sentimiento doloroso y universal que todos experimentamos en algún momento de nuestras vidas. Aprender a gestionarlo de manera saludable es fundamental para nuestra salud mental y emocional. Al expandir nuestros contactos sociales, entender el rechazo como una fase, perdonar, apelar a nuestra resiliencia y valorarnos a nosotros mismos, podemos superar las consecuencias negativas del rechazo y construir relaciones más saludables y satisfactorias.

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