El proceso terapéutico es diferente para cada persona, por lo que la duración y frecuencia de las sesiones pueden variar según el problema tratado y la evolución del paciente. Sin embargo, llega un momento en el que nos preguntamos si es el momento adecuado para dejar de ir a terapia. La fase de terminación es crucial, ya que determina en gran medida la percepción que el paciente tendrá de la terapia en su conjunto. Lo ideal es que el alta sea consensuada entre el terapeuta y el paciente, en lugar de abandonar unilateralmente debido a expectativas no cumplidas, lo cual aumentaría el riesgo de sufrir una recaída.
Indicadores de que es momento de dejar la terapia
Un buen indicador de que ha llegado el momento de finalizar la terapia es haber alcanzado los objetivos propuestos por el paciente. El objetivo final de cualquier terapia es identificar las causas de los problemas y adquirir las herramientas necesarias para hacerles frente. En algunos casos, puede ser útil mantener sesiones esporádicas de seguimiento para finalizar gradualmente la terapia, permitiendo al terapeuta evaluar el progreso y reforzar las habilidades adquiridas por el paciente, o para abordar episodios de estrés puntuales.
Causas del abandono prematuro
Desafortunadamente, no todos los pacientes logran finalizar su terapia con éxito en el primer intento. Las razones pueden ser variadas, desde la falta de tiempo o dinero, hasta la insatisfacción con los resultados. Un indicio común de que algo no va bien es la sensación de estancamiento en el progreso, lo cual puede deberse a la falta de disposición para enfrentar situaciones incómodas o a la falta de compromiso para aplicar en casa lo aprendido en las sesiones. Por otro lado, algunos pacientes pueden cometer el error de conformarse con la desaparición de los síntomas que los llevaron a buscar ayuda. Solicitar el alta en estas circunstancias puede indicar que el trabajo realizado está incompleto.
En cualquier caso, antes de poner fin a una terapia, es importante comunicarle al profesional los motivos que nos llevan a tomar esa decisión. Aunque el terapeuta no debería presionarnos, dejar de responder llamadas o faltar a las citas puede generar inseguridad en él. Es posible que las diferencias o la falta de conexión con el profesional sean las razones que nos llevan a abandonar la terapia, pero si creemos que las sesiones son repetitivas o que el terapeuta no tiene la formación adecuada para tratar nuestro problema, quizás él pueda derivarnos a un compañero especializado.
Terminar a instancia del terapeuta
Cuando es el psicólogo quien propone terminar la terapia, pueden ocurrir dos situaciones. Por un lado, la persona puede aceptar la oportunidad de poner en práctica lo aprendido de manera autónoma, o por otro lado, el fin del tratamiento puede generar ansiedad. En ambos casos, el profesional habrá considerado que el paciente ha adquirido las herramientas necesarias para enfrentarse al entorno que lo rodea por sí mismo y que ha alcanzado los objetivos establecidos. La forma adecuada de cerrar el ciclo es que el terapeuta y el paciente discutan sobre los sentimientos de dolor e incomodidad que puedan surgir y establezcan las pautas para mantener el progreso logrado de manera autónoma.
Consultas habituales
- ¿Cuándo sé que es el momento de dejar la terapia?
- ¿Qué debo hacer si quiero abandonar la terapia?
- ¿Qué hago si siento que no estoy progresando en la terapia?
El momento de dejar la terapia llega cuando sientes que has alcanzado los objetivos propuestos y has adquirido las herramientas necesarias para enfrentar tus problemas de manera autónoma.
Es importante comunicarle al terapeuta los motivos que te llevan a tomar esa decisión. No dejes de responder llamadas o faltar a las citas, ya que esto puede generar inseguridad en el profesional.
Habla con tu terapeuta sobre tus preocupaciones y dudas. Quizás puedan ajustar la forma de trabajar juntos o derivarte a otro profesional que pueda brindarte el apoyo necesario.
Decidir cuándo es el momento adecuado para dejar la terapia puede ser un proceso complejo. Es importante evaluar si hemos alcanzado los objetivos propuestos y si nos sentimos preparados para enfrentar nuestros problemas de manera autónoma. Comunicar nuestras decisiones al terapeuta y discutir nuestros sentimientos al respecto puede ayudarnos a cerrar el ciclo de manera adecuada y mantener el progreso logrado. Recuerda que cada persona es diferente y que no existe una regla fija para determinar cuándo es el momento de finalizar la terapia. Confía en tu intuición y busca el apoyo necesario para tomar la mejor decisión para ti.
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