Con frecuencia, los términos psicólogo y psicoterapeuta se emplean como sinónimos; sin embargo, este es un error que conviene aclarar.
Un psicólogo es un profesionista especializado en los procesos mentales y la conducta humana; es alguien que cursó la licenciatura en psicología y cuya actividad laboral se encuentra dentro de las ramas de esta ciencia.
En general, podemos decir que un psicólogo es capaz de evaluar y diagnosticar los estados del funcionamiento mental, las habilidades y las competencias ―cognitivas, sociales, emocionales― en distintos ámbitos ―pareja, familia, escuela trabajo―, ya sea de forma individual o grupal. Este implementa estrategias de intervención para mejorar la experiencia de bienestar psicológico. El campo laboral del psicólogo es vasto; no necesariamente trabaja con personas que enfrentan dificultades emocionales o patologías mentales más graves.
Por su parte, un psicoterapeuta es quien ha cursado estudios de maestría o doctorado para especializarse en una de las teorías o escuelas de la psicología clínica. A partir de estos estudios, adquiere los conocimientos, las habilidades y las herramientas necesarias para evaluar, diagnosticar, tratar y prevenir los diversos fenómenos psicopatológicos. Algunas de las escuelas o modelos teóricos son: terapia psicodinámica y psicoanálisis, terapia conductual, terapia cognitiva, terapia humanista y terapia familiar sistémica.
Es importante aclarar que un psicoterapeuta no necesariamente estudió psicología. Es común que médicos generales, psiquiatras, enfermeras y otros especialistas afines a la salud mental se especialicen en alguna de las psicoterapias antes mencionadas.
Cuántas veces al mes hay que ir al psicólogo
La frecuencia de las sesiones psicológicas depende de varios factores, como la gravedad del problema, la disponibilidad del paciente y la recomendación del terapeuta. Sin embargo, existen algunas directrices generales.
Para trastornos disociativos, por ejemplo, la Sociedad Internacional para el estudio del trauma (ISSTD) recomienda tener una o dos sesiones por semana, con una duración de 45 a 120 minutos cada una.
Antes de iniciar el tratamiento, tener en cuenta algunas cuestiones:
- ¿El terapeuta dispone de tiempo suficiente para sesiones más largas o más frecuentes de forma regular?
- ¿El paciente tiene los recursos económicos suficientes para permitirse sesiones adicionales?
En base a estas consideraciones, se puede establecer un plan de tratamiento. Por lo general, se comienza con una sesión semanal habitual y de duración normal. Luego, se evalúa si sería razonable tener sesiones más largas o más frecuentes.
En algunos casos, tener dos sesiones semanales puede ser beneficioso para ayudar al paciente a adquirir una mayor capacidad de manejar sus emociones y reflexionar sobre ellas. Sin embargo, es importante estar atento a posibles signos de desbordamiento por parte del paciente.
En cuanto a la duración de las sesiones, se recomienda planificar las sesiones más largas con anticipación. Algunos pacientes pueden necesitar más tiempo para ponerse en marcha o para procesar lo que se ha trabajado en la sesión. Sin embargo, las sesiones que exceden las dos horas no son recomendables sin consultar con un especialista.
La frecuencia y duración de las sesiones psicológicas varían según las necesidades y circunstancias individuales. Tener una buena comunicación con el terapeuta para establecer un plan de tratamiento adecuado.
Es importante diferenciar entre un psicólogo y un psicoterapeuta. Mientras que un psicólogo está especializado en los procesos mentales y la conducta humana, un psicoterapeuta ha cursado estudios de maestría o doctorado en una teoría o escuela de la psicología clínica.
En cuanto a la frecuencia de las sesiones psicológicas, esta puede variar dependiendo de varios factores, como la gravedad del problema y la disponibilidad del paciente. Para trastornos disociativos, se recomienda tener una o dos sesiones por semana, con una duración de 45 a 120 minutos cada una.
Tener en cuenta las necesidades individuales de cada paciente y establecer un plan de tratamiento adecuado en colaboración con el terapeuta. La comunicación abierta y la confianza son fundamentales para el éxito del tratamiento psicológico.
Si quieres conocer otros artículos parecidos a Diferencia entre psicólogo y psicoterapeuta puedes visitar la categoría Psicología.