Estereotipia en psicología: movimientos repetitivos y autismo

En el campo de la psicología, la estereotipia se refiere a movimientos repetitivos, coordinados y rítmicos que se realizan de manera estereotipada, es decir, siempre de la misma manera. Estos movimientos no tienen un fin concreto y ocurren mientras la persona está despierta. Las estereotipias pueden ser de tipo motor o fónico, simples o complejas, y pueden estar asociadas a trastornos del neurodesarrollo como el autismo.

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¿Qué son las estereotipias?

Las estereotipias son movimientos repetitivos que se realizan de manera estereotipada, es decir, siempre de la misma manera. Estos movimientos pueden ser de tipo motor, como balancear el tronco, aletear, dar palmadas, chasquear los dedos, dar saltitos, golpear un pie en el suelo, entre otros. También pueden ser de tipo fónico, como sonidos o vocalizaciones guturales.

Las estereotipias pueden ser simples, es decir, movimientos o sonidos únicos, o complejas, que involucran varios movimientos o varias vocalizaciones. Estos movimientos pueden estar relacionados con cualquier parte del cuerpo o con un objeto, como enrollar o tirarse de la camisa o agitar un cordón.

Las estereotipias suelen aparecer antes de los 3 años de edad y se categorizan en primarias y secundarias. Las estereotipias primarias son transitorias y tienden a desaparecer a medida que avanza el desarrollo del niño. Por otro lado, las estereotipias secundarias persisten en el tiempo y están asociadas a trastornos del neurodesarrollo, como el autismo.

Estereotipias en personas con autismo

Las personas con Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) pueden presentar estereotipias como una forma de regularse ante determinados estímulos sensoriales. Estas personas pueden tener dificultades para comprender ciertas situaciones sociales, comunicar sus necesidades o gestionar sus emociones. Como resultado, ciertos estímulos sensoriales pueden sobrepasar su nivel de tolerancia y generar sentimientos de rabia, frustración, ansiedad, excitación o aburrimiento.

En estos casos, las estereotipias pueden aparecer como una forma de control, placer, relajación o entusiasmo. Por ejemplo, ante situaciones de sobreestimulación, como un exceso de luz o ruido, una persona con TEA puede comenzar a balancearse para centrarse en el movimiento y amortiguar los estímulos externos.

También pueden surgir estereotipias como una forma de regular las emociones. Por ejemplo, una persona que está muy emocionada en su cumpleaños puede manifestar esta emoción a través de chasquidos de dedos repetitivos. Estas estereotipias tienen como finalidad proporcionar gratificación sensorial y bloquear los estímulos externos.

Aunque las estereotipias pueden ayudar a calmar a las personas con TEA, en ocasiones pueden interferir en el aprendizaje o en las relaciones sociales. En estos casos, es importante reorientar estas conductas hacia otras más adaptativas. Por ejemplo, si una persona disfruta montar en bicicleta pero su estereotipia de aleteo le impide agarrar el manillar, es necesario trabajar en la sustitución de esta conducta por otra que no interfiera en la actividad y no represente un riesgo.

Tener en cuenta que cada persona es única y un mismo comportamiento puede tener diferentes significados. Por lo tanto, para comprender las estereotipias es necesario conocer a la persona y observar el contexto, lugar y hora en que aparecen estas conductas.

Estereotipia del pensamiento

Además de las estereotipias motoras, también existe la estereotipia del pensamiento, que se refiere a la repetición de palabras o frases de manera compulsiva. Este tipo de estereotipia verbal es común en pacientes esquizofrénicos catatónicos y puede manifestarse como la repetición de fragmentos de canciones.

La estereotipia del pensamiento también puede estar presente en otros trastornos como la depresión, la manía y las enfermedades somáticas. En estos casos, los movimientos repetitivos pueden estar asociados a síntomas alucinatorios y delirantes.

Estereotipias motoras en consumidores de cocaína

Las estereotipias motoras también pueden ser observadas en personas que consumen cocaína, especialmente cuando se utiliza la vía intravenosa. Estos movimientos repetitivos suelen afectar principalmente a los miembros superiores y el tronco.

En algunos casos, las estereotipias motoras pueden adquirir la forma de balanceo del tronco hacia adelante y atrás. Este tipo de movimiento de balanceo también puede observarse en enfermos con privación sensorial, como los ciegos, en personas con discapacidades intelectuales graves y en niños con psicosis.

La estereotipia en psicología se refiere a movimientos repetitivos, coordinados y rítmicos que se realizan de manera estereotipada. Estos movimientos pueden ser de tipo motor o fónico, simples o complejos, y pueden estar asociados a trastornos del neurodesarrollo como el autismo.

En el caso de las personas con TEA, las estereotipias pueden aparecer como una forma de regularse ante determinados estímulos sensoriales. Aunque estas conductas pueden calmar a la persona, en ocasiones pueden interferir en el aprendizaje o en las relaciones sociales, por lo que es importante trabajar en la reorientación de estas conductas hacia otras más adaptativas.

Es fundamental recordar que cada persona es única y un mismo comportamiento puede tener diferentes significados. Por lo tanto, es necesario conocer a la persona y observar el contexto en el que aparecen las estereotipias para comprender su función y trabajar en su adecuada gestión.

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