Edmund Kemper, también conocido como el asesino de las colegialas, fue un asesino en serie estadounidense que estuvo activo en la década de 1970. Kemper es conocido por sus crímenes brutales y su perfil psicológico perturbador.
Modus Operandi
Kemper era un asesino organizado y meticuloso. Preparaba sus crímenes con absoluta atención al detalle. Conocía perfectamente el mapa de carreteras del Estado de California y seleccionaba cuidadosamente las zonas donde llevaría los cadáveres.
Utilizaba un coche descapotable de 3 puertas para cometer sus crímenes. En su coche guardaba todos los objetos necesarios, como navajas, pistolas, mantas y bolsas. Además, su coche tenía una manilla de seguridad especial que impedía que las puertas se abrieran una vez cerradas, lo que hacía imposible que las víctimas escaparan.
Kemper recogía a sus víctimas en autopistas cerca de los campus universitarios, ofreciéndoles llevarlas a sus escuelas o casas. A pesar de su apariencia intimidante, las chicas confiaban en él debido a su amabilidad y educación. Sin embargo, Kemper utilizaba esta confianza para llevar a sus víctimas a lugares apartados, donde las abusaba sexualmente, las asesinaba y luego las decapitaba. Incluso llegó a llevar las cabezas o los cuerpos mutilados a su departamento, donde abusaba de los cadáveres.
Además de torturar y golpear a sus víctimas, Kemper utilizaba diferentes métodos para matarlas, como cuchillos, armas de fuego o sus propias manos para asfixiarlas. Pero su perversión no terminaba con el asesinato, ya que practicaba necrofilia y canibalismo con los cadáveres. Después de violar a sus víctimas, las desmembraba y guardaba los restos en bolsas para enterrar parte de ellos en lugares altos de Santa Cruz, California, y el resto los arrojaba a un vertedero.
Lo más perturbador es que Kemper tomaba fotografías de los cuerpos antes de trasladarlos a su departamento, guardándolas como recuerdo.
Tipo de víctimas
Kemper seleccionaba cuidadosamente a sus víctimas. No las elegía al azar, sino que las sometía a un cuestionario previo. Buscaba características físicas y morales que le recordaran a su madre, ya que su relación con ella fue extremadamente negativa. Los maltratos, los desprecios y la inculcación de que el sexo era pecado por parte de su madre generaron en Kemper un fuerte odio y rencor hacia las mujeres, especialmente hacia su madre.
Sus víctimas eran en su mayoría mujeres jóvenes entre 15 y 21 años, estudiantes de la zona o autostopistas. Por esta razón, se le conoce como el asesino de las colegialas.
Además de estas víctimas, Kemper también asesinó a su abuela y a su abuelo, así como a su madre y a la mejor amiga de esta. Sus crímenes fueron motivados por su curiosidad sobre lo que se sentiría al matar a alguien y por su odio hacia las mujeres.
El perfil psicológico de Edmund Kemper revela un individuo extremadamente perturbado y con graves trastornos mentales. Su comportamiento desde una edad temprana muestra signos de psicopatía, como la tortura y el asesinato de animales, así como su obsesión por la muerte y la violencia.
La influencia negativa de su madre, sumada a sus propios problemas psicológicos, desencadenaron en Kemper un intenso odio hacia las mujeres, que se manifestó en sus terribles crímenes. Su modus operandi meticuloso y su capacidad para manipular y engañar a sus víctimas demuestran una inteligencia y una planificación detallada en sus acciones.
Edmund Kemper fue condenado a cadena perpetua por sus crímenes y actualmente se encuentra en prisión. Su caso es un ejemplo impactante de la complejidad de la mente humana y las consecuencias devastadoras que puede tener la combinación de trastornos mentales y experiencias traumáticas en una persona.
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