El desarrollo psicológico normal es un proceso complejo que está determinado por una serie de factores que interactúan entre sí. Estos factores incluyen aspectos biológicos, psicológicos y socioculturales, los cuales tienen diferentes niveles de relevancia dependiendo de su intensidad, calidad y momento en el que ejercen su influencia.
La importancia del desarrollo cognitivo
El desarrollo psicológico normal está estrechamente relacionado con el desarrollo cognitivo. El proceso educativo es fundamental en este sentido, ya que busca favorecer el desarrollo intelectual y cultural de las personas. Sin embargo, el pensamiento cognitivo no puede separarse de las emociones y los deseos, ya que estos también influyen en nuestra forma de pensar. Además, los factores sociales son esenciales para el conocimiento y su adquisición.
Los logros y avances que se van produciendo durante el desarrollo normal son el resultado de la interacción de diversas funciones y actividades psíquicas. Estas interactúan con el entorno, tanto a nivel micro (familia, amigos, escuela) como a nivel macro (nivel socioeconómico, cultura), y van moldeando el perfil cognitivo y la personalidad del individuo.
Tener en cuenta la edad del niño a la hora de ofrecer ayuda psicológica. El terapeuta debe adaptar los métodos y técnicas utilizadas al desarrollo del niño, y tener en cuenta las circunstancias que están motivando la demanda. En ocasiones, los padres pueden buscar ayuda pensando más en su propia incomodidad que en el bienestar del niño. Por tanto, es esencial determinar si el problema descrito realmente es una anormalidad o desajuste, y qué beneficios puede aportar una intervención psicológica al niño.
Comportamientos disruptivos durante el desarrollo
Algunos comportamientos disruptivos pueden considerarse normales durante ciertas etapas del desarrollo. Durante el primer año de vida, es común observar alteraciones en el desarrollo motor y en la respuesta a la estimulación ambiental y social. Durante los primeros tres años de vida, coincidiendo con el inicio de la escolarización, los problemas suelen estar relacionados con el seguimiento de órdenes verbales y con la demora de la gratificación. A esta edad también pueden aparecer conductas agresivas, dificultades para dormir, terrores nocturnos, ansiedad, entre otros.
Entre los seis y los doce años, es frecuente encontrar dificultades de adaptación social o académica, problemas de aprendizaje, dificultades para mantener la atención y desobediencia. Durante la adolescencia, los principales obstáculos del desarrollo están relacionados con el consumo de sustancias adictivas, las relaciones entre pares y los problemas de conducta.
A medida que los niños crecen, disminuyen las conductas como las rabietas, los miedos o la impulsividad, y aumentan los problemas académicos, de interacción social y los problemas graves de conducta. Los problemas que se manifiestan externamente, como conductas agresivas hacia los demás, tienden a ser más estables a lo largo del desarrollo que los problemas internos, que están relacionados con un control excesivo.
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