El abordaje psicológico centrado en la confianza es una forma de terapia desarrollada por Carl Rogers en los años 40 y 50. Rogers, considerado uno de los psicólogos más influyentes de todos los tiempos, creó este enfoque terapéutico basado en la corriente humanística. Su objetivo principal era permitir que el paciente, al que él llamaba cliente, dirigiera su propio proceso de terapia.
La importancia del término cliente
Es importante destacar que Rogers utilizaba el término cliente en lugar de paciente, ya que consideraba que la palabra paciente implicaba enfermedad, pasividad y la búsqueda de cura por parte de un terapeuta. En cambio, el término cliente enfatiza la importancia de que la persona asuma responsabilidad en la búsqueda de asistencia, el control de su progreso y la superación de las dificultades. El cliente se convierte así en el mayor experto de su propio crecimiento personal.
Principios y técnicas utilizadas en la terapia centrada en el cliente
El enfoque terapéutico de Carl Rogers se basa en varios principios y técnicas fundamentales. En primer lugar, Rogers confía en la capacidad de las personas para encontrar sus propias fortalezas, entender y superar sus mecanismos de defensa, y comprender su propia personalidad. En lugar de guiar activamente al cliente, el terapeuta adopta un papel de acompañante comprensivo que escucha mientras el cliente dirige su propio proceso terapéutico hacia el autoconocimiento.
La terapia centrada en el cliente se basa en la idea de que cada individuo es un organismo único y completo que vive y reacciona ante su entorno. Rogers consideraba que la vida es un flujo continuo en el que el organismo progresa gracias a su tendencia actualizadora, un impulso constante para crecer y desarrollarse.
El autoconcepto, es decir, la imagen que tenemos de nosotros mismos, es una experiencia fundamental en la vida de cada persona. Este autoconcepto se forma a través de nuestras experiencias en el entorno y los juicios que los demás hacen de nosotros.
El modelo counseling de Carl Rogers
En 1987, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó el counseling como el método más apropiado de ayuda, apoyo y prevención. Carl Rogers, quien introdujo los términos de counseling y facilitador en la psicoterapia y la educación, publicó su primer libro counseling and psychotherapy en la década de 1940.
El counseling o facilitación es un acompañamiento a individuos, parejas y grupos que están pasando por momentos de crisis o desorientación y que tienen problemas personales o profesionales. El facilitador o counselor no solo proporciona apoyo durante momentos difíciles, sino que también acompaña a las personas o grupos que buscan desarrollo y crecimiento personal o laboral.
El enfoque centrado en el cliente se basa en la tendencia natural de las personas al crecimiento, la salud y la adaptación. Se enfoca más en los aspectos emocionales del discurso que en los intelectuales, y concede importancia a la situación inmediata en lugar del pasado del cliente. La relación terapéutica se considera una experiencia de crecimiento en sí misma, y el facilitador adopta una postura de horizontalidad con respecto al cliente, evitando el papel de autoridad.
El objetivo del counseling es ayudar a las personas a crecer y desarrollarse, no solo resolver problemas. El facilitador brinda soporte y presencia a través de una escucha humanizadora y de intervenciones conscientes. Se enfoca en cultivar tres actitudes básicas: congruencia, comprensión empática y aceptación incondicional positiva.
Las tres actitudes básicas en el abordaje centrado en el cliente
La congruencia o autenticidad implica que el facilitador esté alineado en lo que piensa, dice, hace y siente, lo cual genera bienestar y paz interna. La comprensión empática consiste en escuchar y captar el marco de referencia del cliente, sus pensamientos, valores, necesidades y sentimientos, sin juzgar ni interpretar. La aceptación incondicional positiva implica aceptar al cliente en su esencia, sin confundirlo con sus conductas y sin emitir juicios ni atacar su carácter.
Estas tres actitudes básicas permiten que el cliente explore, se conozca a sí mismo y cambie su idea de sí mismo si esto le dificulta la vida. El facilitador cultiva estas actitudes en su vida y las pone en práctica durante las sesiones, lo que facilita el crecimiento y el cambio del cliente.
El abordaje psicológico centrado en la confianza, desarrollado por Carl Rogers, es un enfoque terapéutico basado en la corriente humanística. Este enfoque se basa en la confianza en la capacidad de las personas para dirigir su propio proceso de terapia y encontrar sus propias fortalezas. El counseling, como método de ayuda y apoyo, se centra en el crecimiento personal y en el desarrollo de la persona. Las tres actitudes básicas del facilitador, congruencia, comprensión empática y aceptación incondicional positiva, son fundamentales para cultivar un ambiente de confianza y facilitar el cambio y el crecimiento del cliente.
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