Morderse las uñas es un hábito común que puede tener diversas causas. Según la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), este vicio puede ser una manía o tener una causa emocional y conductual. Aunque es más frecuente en niños y adolescentes, también afecta a un porcentaje significativo de adultos.
¿Es grave morderse las uñas?
Aunque en la mayoría de los casos no se trata de un problema grave, morderse las uñas es un hábito poco saludable que conviene evitar. Además de dificultar ciertas actividades cotidianas, como coger objetos o desenganchar etiquetas, esta práctica puede tener consecuencias negativas para la salud. Algunos de los problemas asociados con la onicofagia (nombre técnico de este hábito) incluyen infecciones bacterianas, verrugas alrededor de la uña, sangrados y daño permanente en la uña.
Además, con el tiempo, morderse las uñas se convierte en una rutina mecánica e inconsciente, y puede convertirse en una forma de liberar la tensión ante situaciones estresantes.
Posibles riesgos para la salud
Además de las limitaciones físicas derivadas de no tener una parte de las uñas, la onicofagia puede tener consecuencias negativas para la salud. Por ejemplo, el continuo corte de las uñas impide que estas crezcan correctamente y puede causar microtraumatismos que alteren su anatomía.
Al morder la cutícula o el repliegue periungueal (la piel alrededor de la uña), se pueden producir pequeñas heridas que pueden dar lugar a infecciones bacterianas en los tejidos blandos del dedo. Estas infecciones, conocidas como panadizos, pueden requerir drenaje y, en casos graves, pueden afectar al hueso o al tejido tendinoso.
Otra posible complicación de la onicofagia son las uñas encarnadas, que se producen cuando la uña crece hacia el interior del tejido, causando inflamación y dolor en el dedo.
En cuanto a la salud bucodental, morderse las uñas puede provocar desgaste en los dientes, pérdida de esmalte, microtraumatismos e incluso rotura de los incisivos. Además, puede causar heridas en las encías y aumentar el riesgo de enfermedades periodontales.
Por otro lado, el hábito de morderse las uñas puede debilitar las raíces de los dientes y provocar la reabsorción del hueso de los maxilares, lo que puede llevar a la movilidad y pérdida de los dientes afectados.
Causas de morderse las uñas
Las principales causas de la onicofagia están relacionadas con factores psicológicos, como la ansiedad, el nerviosismo, la depresión, la angustia o el aburrimiento. Muchas veces, lo que comienza como una forma de aliviar la tensión se convierte en un hábito que puede durar toda la vida.
El estrés durante períodos de exámenes, entrevistas de trabajo o momentos de cambios drásticos también puede desencadenar la onicofagia. Además, investigaciones han sugerido que este hábito puede ser más común en personas perfeccionistas y con tendencia a la frustración.
Tratamiento de la onicofagia
Tratar este hábito puede ser complicado, ya que no existe un remedio universal que funcione para todos. Los tratamientos físicos, como los productos tópicos o los esmaltes con mal sabor, no suelen ser muy efectivos.
Los expertos señalan que la solución más eficaz para acabar con la onicofagia se encuentra en el ámbito de la psicología, especialmente en casos graves. Identificar las situaciones que generan ansiedad y estrés, mantener las uñas cortadas, buscar alternativas como mascar chicle o mantener las manos ocupadas, frenar los movimientos involuntarios y buscar apoyo psicológico son algunas medidas que pueden ayudar a superar este hábito.
Morderse las uñas puede ser un hábito poco saludable que puede tener consecuencias negativas para la salud física y bucodental. Identificar las causas subyacentes y buscar ayuda profesional pueden ser pasos importantes para superar este hábito y mejorar la calidad de vida.
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