La separación de los padres es un evento que puede afectar profundamente a los niños y adolescentes. Además de lidiar con los cambios en la dinámica familiar, también pueden enfrentarse a la llegada de una nueva pareja a la vida de uno de sus progenitores. Esta situación puede generar tensiones y conflictos que es importante abordar de manera adecuada para garantizar el bienestar emocional de los menores.
¿Cómo afecta a los niños una nueva pareja?
La llegada de una nueva pareja al círculo familiar puede desencadenar una serie de problemas de convivencia y tensiones en las relaciones. Estas tensiones pueden ser más intensas si la nueva pareja está involucrada en una relación amorosa con uno de los padres. Según estudios psicológicos, es común que surjan conflictos y desavenencias en esta etapa de adaptación.
Uno de los principales detonantes de estos conflictos son los celos. Por un lado, los familiares pueden sentir que ya no ocupan un lugar importante en la vida de esa persona. Por otro lado, la nueva pareja puede creer que se le concede demasiado tiempo a la familia y que se anteponen siempre los lazos familiares a la relación de pareja.
Estas situaciones pueden afectar tanto la relación entre la nueva pareja y la familia, como la relación del padre o madre que ha introducido a su nueva pareja en el hogar. Además, la reacción de los niños frente a esta situación también está influenciada por su personalidad y su etapa de desarrollo.
Cuando hay niños o adolescentes de por medio
La aparición de una nueva pareja implica un cambio en la estructura familiar, lo cual puede resultar difícil para los niños y adolescentes. La edad de los menores juega un papel importante en cómo se adaptarán a esta nueva situación. Durante las primeras etapas del desarrollo, los niños aprenden a establecer vínculos con las demás personas, y la familia juega un papel fundamental en brindarles las condiciones necesarias para que estos vínculos se generen de manera segura. Por lo tanto, si la nueva pareja es percibida como una figura de apego que les transmite seguridad, es más probable que el vínculo se establezca de manera positiva. Sin embargo, también existe la posibilidad de que los niños experimenten sentimientos de abandono o rechazo debido al nuevo protagonismo de la pareja.
En la etapa de la adolescencia, la llegada de una nueva pareja puede interpretarse como una amenaza, ya que los adolescentes pueden sentir que han perdido la exclusividad del cariño de su progenitor. Además, pueden experimentar confusión acerca del papel que deben desempeñar frente a la nueva pareja. Es importante recordar que los adolescentes están pasando por una etapa de cambios madurativos y hormonales, lo cual puede generar conflictos adicionales.
La importancia de una separación amistosa
Otro factor que influye en la relación entre los niños y la nueva pareja es el tipo de separación que han experimentado los padres. Si la separación fue conflictiva, es probable que los niños se vean atrapados en un dilema en el que sienten que deben elegir entre uno de sus progenitores. En cambio, si la separación fue amistosa, los niños pueden sentirse apoyados por ambos padres y confiar en que se ocuparán de su bienestar. En este sentido, el tipo de apego que se haya establecido previamente adquiere una gran importancia.
Consultas habituales
- ¿Cómo le digo a mi hijo/a que tengo una nueva pareja?
- ¿Qué hago cuando mi hijo/a rechaza a mi nueva pareja?
- Mi hijo/a presenta comportamientos desadaptativos desde que tengo pareja, ¿debo consultar a un profesional?
- Cuando mi pareja no duerme en casa, ¿es adecuado que mi hijo/a duerma conmigo?
- Cada vez que estoy con mi pareja, mi hijo/a hace todo lo posible para separarnos y llamar la atención. ¿Qué debo hacer?
- ¿Es bueno que mi hijo/a pase más tiempo con la nueva pareja para que se adapte más rápido?
- ¿Cómo puedo ayudar a mi hijo/a en el proceso de adaptación?
Es importante esperar a que el padre/madre esté seguro antes de comunicarle esta información al niño/a. Busca un momento de tranquilidad, sin interferencias, y enfatiza que el amor y la dedicación hacia él/ella no disminuirán. Explícale que es posible querer a más de una persona al mismo tiempo y que no habrá cambios en el amor que sientes hacia él/ella.
No se debe culpar ni castigar al niño/a por sus sentimientos. Es importante respetar sus emociones, ser comprensivo y, al mismo tiempo, no ceder ante sus rabietas o demandas de exclusión hacia la nueva pareja. La paciencia y la comunicación son clave para abordar esta situación.
Si después de un tiempo (entre 4 y 8 meses) siguen apareciendo señales de malestar, como problemas en la conducta alimentaria o alteraciones en el sueño, puede ser conveniente consultar a un profesional para obtener orientación y apoyo en la gestión de esta situación.
Es importante establecer límites y rutinas claras para los niños y niñas. Cada uno debe tener su propio espacio para dormir, lo cual contribuye a establecer y mantener una estructura familiar ordenada. Permitir que los hijos duerman con uno de los padres cuando la pareja no está en casa puede generar confusión y sentimientos de exclusión cuando la pareja regresa.
Es importante no ceder ante las demandas de atención del niño/a ni caer en su manera de llamar la atención. No enfadarse ni castigarlo, pero mantener límites claros y explicarle que su comportamiento no es apropiado. La consistencia y la paciencia son fundamentales en esta situación.
No se debe forzar la relación ni los momentos de convivencia con la nueva pareja. Es importante respetar el ritmo del niño/a, especialmente si se observan dificultades en su adaptación. Reservar espacios exclusivos para estar con los hijos sin la pareja y, gradualmente, ir introduciendo la convivencia con la nueva pareja.
Es importante que la adaptación sea progresiva y que el niño/a no sienta invadido su espacio ni la relación con su padre/madre. Comenzar con actividades en las que el niño/a pueda disfrutar y asociar a la nueva persona con situaciones agradables puede facilitar el proceso de adaptación.
La llegada de una nueva pareja a la vida de los padres separados puede generar tensiones y conflictos en la dinámica familiar. Es importante abordar esta situación de manera adecuada, teniendo en cuenta las necesidades emocionales de los niños y adolescentes. La paciencia, la comprensión y la comunicación abierta son fundamentales para garantizar el bienestar de los menores durante este proceso de adaptación.
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