Nahir Galarza, condenada a cadena perpetua por el crimen de Fernando Pastorizzo, es un enigma que parece indescifrable incluso para ella misma. Su mente se sumerge en un laberinto de dimensiones paralelas, donde los sueños, las alucinaciones y la realidad se entrelazan de forma confusa. A través de las pericias psicológicas realizadas por el perito de parte Enrique Stola, se revelan aspectos intrigantes de la psique de Nahir.
Los sueños como señales y presagios
Uno de los aspectos que destaca en las pericias es la importancia que Nahir le otorga a sus sueños. Según cuenta, ha tenido sueños telepáticos con su madre y otros sueños persecutorios y traumáticos. Algunos de ellos incluso parecen presagiar eventos futuros, como el encuentro con personas desconocidas que luego aparecen en su vida. Estos sueños influyen en sus decisiones y le marcan un rumbo en su vida.
Las alucinaciones y su conexión con el crimen
Otro aspecto relevante en las pericias es la presencia de alucinaciones en la vida de Nahir. Según relata, ve a Fernando Pastorizzo, el joven que fue asesinado, y siente su presencia a través de olores y sensaciones táctiles. También percibe la apertura y cierre de puertas, así como la aparición de un niño al pie de su cama. Estas alucinaciones tienen sustento en las pericias médicas y se reflejan en los poemas que Nahir ha escrito.
La realidad de Nahir: entre la prisión y la libertad
Para Nahir, su realidad actual es un constante desafío. A pesar de estar rodeada de compañeras en la cárcel, se siente sola y vigilada todo el tiempo. Sin embargo, también ha expresado que se siente liberada en cierto sentido, como si la prisión fuera una forma de escapar de la opresión de Fernando y de su propia vida. Aunque la condena a cadena perpetua parece un destino desalentador, Nahir encuentra consuelo en la idea de que esta experiencia la ha hecho más inteligente y le ha brindado conocimientos tanto desde la experiencia como desde el estudio y la lectura.
Las múltiples versiones del crimen
El crimen de Fernando Pastorizzo ha sido objeto de múltiples versiones y contradicciones por parte de Nahir. En el juicio, declaró durante más de dos horas, interrumpiendo su relato en varias ocasiones debido a las lágrimas. En un principio, asumió la responsabilidad del asesinato, pero más tarde afirmó que su padre, el policía Marcelo Galarza, había cometido el crimen. Esta tercera versión sorprendente e impensada ha llevado a su defensa a presentar nuevas pericias y acusaciones ante la Corte Suprema de Justicia.
La metamorfosis de Nahir en el juicio
El juicio por el crimen de Fernando Pastorizzo reveló diferentes facetas de Nahir. Durante las audiencias, mostró una aparente tranquilidad e indiferencia frente a las acusaciones en su contra. Sin embargo, cuando se leyeron sus declaraciones sobre el accidente, Nahir quebró en llanto y su actitud cambió drásticamente. Estas reacciones opuestas reflejan la complejidad de su estado emocional y su dificultad para lidiar con su propia tragedia.
Las pericias psicológicas realizadas a Nahir Galarza revelan un panorama complejo y enigmático de su psique. Sus sueños, alucinaciones y la realidad se entrelazan de forma confusa, creando un laberinto difícil de descifrar. Las múltiples versiones del crimen y las contradicciones en su testimonio añaden más misterio a su caso. Aunque Nahir enfrenta una condena a cadena perpetua, encuentra consuelo en la idea de que esta experiencia la ha hecho más inteligente y le ha brindado conocimientos. Sin embargo, su soledad y la constante sensación de ser vigilada la persiguen en su realidad actual.
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