La maldad es un concepto que ha despertado controversia en la psicología científica debido a sus connotaciones morales y religiosas, así como a su ambigüedad y dificultad para ser operativizado en estudios científicos rigurosos. Sin embargo, algunos investigadores consideran que es importante abordar empíricamente este término y estudiar tanto la maldad extrema como la cotidiana desde una perspectiva psicológica. En este artículo, exploraremos la psicología del mal, sus definiciones, características y manifestaciones, así como los modelos explicativos y las investigaciones realizadas en este campo.
En la psicología social, la maldad se describe como el daño intencional, planeado y moralmente injustificado que se causa a otras personas, de tal modo que denigra, deshumaniza, daña, destruye o mata a personas inocentes. Sin embargo, existe debate sobre si esta definición abarca tanto acciones leves como acciones extremadamente violentas, como tortura, asesinatos en masa o terrorismo.
Algunos autores consideran que la maldad extrema se refiere a acciones que causan horror, que se consideran inhumanas y que están por fuera de los límites de la moralidad, como el genocidio y los asesinatos en masa. Por otro lado, la maldad cotidiana abarca conductas más comunes y frecuentes, como el racismo, la discriminación de género, el acoso escolar y laboral, entre otras.
Características de la maldad
Según investigadores como Staub, la maldad se caracteriza por ser intensamente dañina, desproporcionada con respecto a cualquier provocación, duradera o repetitiva en el tiempo, y excluyente moralmente al otro. Implica dolor, sufrimiento y pérdida de la vida o del potencial personal y humano de las víctimas.
Investigaciones y modelos explicativos
La psicología social ha desarrollado modelos explicativos para la maldad extrema, pero aún falta por estudiar un gran número de conductas menos atroces que también pueden causar daño físico, moral y psicológico a las personas. Algunos investigadores consideran que es importante estudiar la maldad cotidiana, ya que puede ayudar a comprender mejor los actos más extremos.
En este sentido, se han realizado encuestas para determinar cómo las personas comprenden y cuantifican el grado de maldad de una conducta. Los resultados han mostrado que las personas pueden clasificar las conductas en diferentes niveles de intensidad de maldad, utilizando dimensiones como el deseo de destruir y hacer sufrir, el deseo de humillar, la intencionalidad y planificación, la satisfacción por el daño causado y la falta de compasión hacia la víctima.
Además, se ha encontrado que la maldad y la agresión son constructos teóricos diferentes, aunque pueden solaparse en algunos casos. Mientras que la maldad se centra en las motivaciones internas del autor, la agresión se enfoca en los efectos de la conducta sobre la víctima.
La psicología del mal es un tema complejo y controvertido que ha despertado interés en la psicología social. Aunque existen dificultades para definir y operativizar este concepto, algunos investigadores consideran que es importante estudiar tanto la maldad extrema como la cotidiana desde una perspectiva psicológica. Se han realizado investigaciones para comprender cómo las personas perciben y cuantifican el grado de maldad de una conducta, y se han encontrado diferencias entre las definiciones de los psicólogos sociales y la percepción de la gente de la calle. Estudiar la psicología del mal puede ayudarnos a comprender mejor las conductas dañinas y buscar formas de prevenirlas y contrarrestarlas.
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